Page Title. Maximum length 60-70 characters

El ex presidente brasileño se entrevistó con un hombre cercano a Francisco y consultor del Vaticano. Un encuentro sugestivo, tomando en cuenta que tanto en Argentina como en Roma siguen de cerca los derroteros del escándalo que puede significar la caída del presidente Michel Temer.

 

Juan Grabois es referente de los movimientos populares en su relación con Jorge Mario Bergoglio. No es vocero del pontífice, claro está. Habla por sí mismo y por las organizaciones que representa. Pero su palabra tiene un valor simbólico, y puede dar pistas sobre algunas preocupaciones que comparte el líder católico. Por eso no pasó desapercibida su visita de estos días a Brasil, para participar en un encuentro de la Universidad de San Pablo.

Grabois dialogó en privado con Lula. Lo invitó a sumarse a alguna de las próximas actividades de los movimientos populares. Le propuso centrarse en el tema de la lucha contra el hambre, recordando su programa presidencial de Hambre Cero y el premio que recibió por él de parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El ex mandatario mostró interés en las cumbres mundiales de los movimientos populares con el Papa, dos en el Vaticano y otra en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), en las cuales Grabois fue un personaje clave. Su curiosidad un motivo tenía: Lula es dirigente de la Central Única de Trabajadores, que acaba de incluir a los movimientos en su estrategia de trabajo.

Al final de la conversación, el consultor vaticano también obsequió copias en portugués de los tres discursos del Papa en las cumbres mundiales y se fue con la impresión de que Da Silva es “el único que puede resolver la crisis de Brasil”. En un contexto donde se nota el “recrudecimiento de una ofensiva muy fuerte contra todo lo popular”.

La situación en ese país sudamericano es difícil. En los últimos días se han multiplicado las manifestaciones multitudinarias de protesta contra el gobierno de Temer, tras la filtración de un audio que exhibe complicidad del presidente con actos de corrupción, en medio del Lava Jato, el megaescándalo por reciclado de capitales que puso en jaque a la política y a los negocios en el país.