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Los funcionarios negaron la contaminación marítima durante décadas mientras vecinos y turistas se sumergían en las aguas con excrementos diluidos. La acumulación de impericias desató la catástrofe sanitaria y ambiental más importante desde los orígenes de la ciudad.


Por casi dos décadas, la mancha marrón en el mar que se extendió desde la playa “Las Delicias”, en Camet, hasta Playa Grande, evidenció un problema que se encontraba a la vista de todos los ciudadanos: una gran cloaca de 15 kilómetros de costa atlántica. Las voces oficiales y funcionarios encargados en la temática lo desmintieron y patearon el problema para adelante durante años, por más que la obra del emisario submarino era una deuda pendiente desde la década del 80 bajo la gestión del ex intendente Ángel Roig. Desde la construcción del canal de efluentes cloacales, los niveles de contaminación bajaron considerablemente. Sin embargo, aún existen cerca de 7 mil marplatenses sin acceso a la red cloacal y una planta depuradora que se encuentra en construcción. ¿Cuál es el destino de lo que defecan? Las redes clandestinas conectadas a desagües pluviales y los problemas no oficializados del emisario submarino, reflotan un problema histórico en la principal ciudad balnearia del país.

El litoral marítimo de Mar del Plata posee unos 28 kilómetros de costa atlántica. Cerca del 50 por ciento de sus playas –las más escogidas por el turismo y los residentes- estuvieron altamente contaminadas durante décadas bajo el ocultamiento de los entes oficiales del Municipio y las promesas inconclusas de generar un emisario submarino que permita alejar y procesar la materia fecal. Como consecuencia de la inoperancia y desidia política en cuidar un preciado recurso para la ciudad, los impactos ambientales y sanitarios comenzaron a cobrar una mayor dimensión.

“Obras Sanitarias tiene la política de esconder la caca debajo de la alfombra, por decirlo mal y pronto”.

El número de habitantes de la ciudad creció exponencialmente en las últimas décadas. No así la planificación y estrategias ambientales que permitan la contención y depuración de los deshechos de la creciente demografía de la urbe.

Una historia de desidia frente al mar

Desde el siglo XIX que el bautizado “Vaciadero”, ubicado al norte de Mar del Plata, se utiliza para los deshechos, donde camiones atmosféricos y los primeros efluentes cloacales eran volcados al mar. Funcionaba, porque las corrientes marinas trasladaban los residuos hacia el norte y la población estable era escasa. Pero, tras el estallido turístico que se produjo entre 1960 y 1980, la población aumentó considerablemente y la falta de planificación profundizó la problemática.

La actual Planta de Pretratamiento de Efluentes Cloacales Ingeniero Baltar, comenzó a funcionar 1989 con una población menor a los 500 mil habitantes, en lo que fue planificado como una primera etapa para mejorar la calidad del ambiente. Pero no solo fue la primera, sino la única, hasta la construcción del emisario submarino en 2011, cuando la población ya alcanzó los 619 mil habitantes (Censo 2010), sin considerar los cerca de 3 millones de turistas que posee la ciudad en distintos períodos del año.

“Ninguna ciudad de Argentina tiene el tratamiento para los efluentes cloacales”.

En un intento por dar un segundo paso, el ex intendente Daniel Katz pidió un presupuesto a la nación por unos 35 millones de dólares, con el objetivo de financiar el emisario submarino ante una creciente contaminación detectada en la zona de Camet. La empresa a cargo de la construcción, Dycasa y Roggio, abandonó las obras en el peor momento de crisis del país hacia el año 2001, cuando la convertibilidad representaba valores mucho mayores a los acordados en la licitación. La obra nunca se concretó y los caños permanecen aún abandonados, como símbolo de las enormes pérdidas generadas y la inoperancia política.

El emisario submarino comenzó oficialmente sus obras en el 2009, bajo la gestión del ex intendente Gustavo Pulti, y fue conectado en el 2014. Pero el ocultamiento y la negativa de reconocer los altos niveles de contaminación del agua en un tramo de 15 kilómetros, fue algo que caracterizó a todas las gestiones. 

Es como bañarse en una cloaca

Tanto ciudadanos como turistas estuvieron expuestos durante décadas, sin saberlo, a niveles de contaminación por demás preocupantes y perjudiciales a la salud humana.

Sin abundar en datos científicos, lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) son 35 bacterias de Enterococos por cada 100 mililitros para considerar el agua apta para su uso recreativo. Mar del Plata superó ampliamente ese número: 851 Enterococos por cada 100 mililitros de agua en la zona donde desembocan los efluentes cloacales.

Emisario 2015Gráfico de OSSE posterior a la puesta en marcha del emisario submarino. 2015.

En su investigación “Contaminación marina en Mar del Plata”, el Doctor en Biología Rodolfo Elías desarrolla las 19 enfermedades –por contacto, ingesta o aspiración- que pueden generar la presencia de estas bacterias en el organismo humano. Las patologías a las que estuvieron expuestas millones de personas durante décadas varían entre gastroenteritis, hepatitis, o en el peor de los casos, Cólera.

Sin embargo, aunque los índices se han reducido considerablemente desde la construcción del emisario submarino, no hay datos cuantitativos certeros sobre la contaminación actual del agua y, según indica Elías, “a simple viste existe una importante mejora ambiental y sanitaria”.

La voz oficial oculta

"Lo publicado es totalmente irresponsable (…) La calidad recreativa de las playas está mejor que hace unos años", aseguraba en 2009 el Gerente en Calidad de Obras Sanitarias Mar del Plata-Batán, Licenciado Marcelo Escagliola, frente a una catarata de denuncias académicas y mediáticas surgidas por el estado de contaminación del mar.

En 2014, a un mes de poner en funcionamiento el emisario submarino, la conclusión del organismo fue distinta: "Nuestro mar es 500 veces más sano”. Desde los entes oficiales, inmediatamente tuvieron que reconocer lo que años atrás habían negado, para promover como propia las políticas de saneamiento reclamadas por numerosos organismos ambientales y trabajadas en la tesis doctoral publicada por Rodolfo Elías en el 2009. 

El ocultamiento volvió a hacerse presente en el 2015, luego de la ruptura del emisario submarino a casi 200 metros de la costa, según denuncia Elías. El efluente, por tanto, estuvo saliendo en la zona, en lugar de salir a los 4 mil metros. Nadie dijo nada. “Obras Sanitarias tiene la política de esconder la caca debajo de la alfombra, por decirlo mal y pronto”, sentenció el biólogo.

Nuevos focos de contaminación marítima: los pluviales

El emisario submarino en conjunto con la Planta depuradora que se encuentra en construcción -con la capacidad de contener los deshechos de 1.800.000 personas-, resuelven la problemática sobre la red de cloacas. Lo que está por fuera de la red, termina en la costa.

Según las estadísticas brindadas por Obras Sanitarias Sociedad del Estado (OSSE), Mar del Plata posee una cobertura del 97 por ciento de los habitantes a la red cloacal. Esto quiere decir que aún existen cerca de 7 mil habitantes con conexiones clandestinas a los pluviales, que desembocan en el mar a través de distintos desagües.

DSC 0704Desagüe pluvial Constitución.

Según la Doctora en Biología, Julieta Pérez Guzzi, los niveles de contaminación de los desagües pluviales presentan “cargas bacterianas semejantes a la descarga cloacal”. Entre los más contaminantes, destaca el ubicado en Constitución y los pertenecientes a algunos Arroyos, ya sean Las Chacras o El Barco, aunque el desagüe ubicado en Playa Grande también representa un nuevo foco de contaminación.

Ya sea por accesos de cloacas clandestinas conectadas a las redes pluviales, como la basura depositada en la calle y las mismas heces de perros y gatos que terminan en las alcantarillas, los desagües representan uno de los focos de contaminación más importantes que existen en la ciudad.

Arroyo del Barco 41Desagüe pluvial Arroyo del Barco. 

La respuesta del Municipio de General Pueyrredón ante estas redes clandestinas que, se encuentran penadas con multa en la ordenanza 20.654 promulgada en el 2011, son nulas.

Una verdad que afecta a todas las costas del país

“Ninguna ciudad de Argentina tiene el tratamiento para los efluentes cloacales” afirma Rodolfo Elías. Las excepciones las marcan Mar del Plata, a través de la construcción del emisario submarino y Puerto Madryn, que tiene un sistema de piletones. “El resto, todas las ciudades costeras de Argentina, tiran los excrementos directamente al medio” recalcó.

La falta de comunicación de organismos oficiales es parte, sino la totalidad del problema. La contaminación de las aguas de Mar del Plata tomó estado público en 2009 a través de la denuncia de la ONG Sunrider, luego de casi 3 décadas de vigencia de la problemática. Sin embargo, las investigaciones permanecían ocultas y los datos fueron negados hasta que el Municipio consideró onveniente su publicación. En el camino, millones de turistas y marplatenses se expusieron a aguas altamente contaminadas que representaban un potencial riesgo para la salud humana. El foco actual son las redes pluviales clandestinas que contaminan las aguas sobre la costa, mientras las autoridades actuales deciden negar lo que sucede. 

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