Page Title. Maximum length 60-70 characters

El artículo de Fernanda Vallejos que transcribimos a continuación es un comentario de la diputada y economista sobre el último informe del instituto que dirige –Proyecto Económico-, titulado “Inflación 2018: mes a mes, se acelera el aumento de precios”.

 

Macri es un presidente que, con el correr de los años, seguramente será recordado por la capacidad destructiva de su política económica y por ser el exponente del fracaso más rotundo y acelerado entre las experiencias neoliberales que vivió la Argentina. Por lo demás, tal vez queden en el registro algunas frases de ocasión, fruto del marketing del que se valió para mentirle a la sociedad argentina y acceder al gobierno. Entre estas últimas, cuando el país registra la inflación acumulada enero-noviembre más alta de los últimos 27 años, es inevitable pensar en aquel latiguillo del presidente sobre que “la inflación es una máquina de generar pobres”. Porque hoy, en ejercicio del poder, la política económica y de precios y salarios de Cambiemos la tornan una profecía autocumplida.

Lo primero que cabe decir, como mostramos en el último informe sobre inflación de Proyecto Económico, es que, para variar, el gobierno (y el coro de economistas adictos) miente: la inflación, lejos de desacelerarse, viene en aumento. Si se mide (correctamente) en comparación con el año anterior, surge que todos los meses de 2018, a excepción de marzo, la inflación de este año supera holgadamente a la de 2017, mostrando el sesgo inflacionario de la política económica, acentuado este año como consecuencia de la impactante devaluación de nuestra moneda y, con ella, de los salarios de los trabajadores y del patrimonio de nuestras empresas.

Tan potente resulta el proceso inflacionario que hasta las medidas que el propio gobierno solía utilizar le dan mal. La inflación núcleo, con la que buscaba restarle peso a la política de tarifazos, uno de los motores más importantes de la inflación en la era Cambiemos, hoy por hoy, se ubica en el 5,1% mensual, el valor más alto desde que se la comenzó a medir. En efecto, este valor está fuertemente determinado por la devaluación. La conclusión es elocuente: la situación hiperinflacionaria que atraviesa nuestra economía es una consecuencia directa de las decisiones de política económica. La inflación, motorizada por los tarifazos y la devaluación, es, al fin de cuentas, una decisión política del gobierno.

Por último, la inflación de Macri, acompañada además de una política de cepo salarial que todos los años ha implicado una significativa pérdida de poder de consumo de los salarios y destrucción de la demanda para las empresas, “es una máquina de generar pobres”. Es que, justamente, son los precios de los alimentos y los servicios públicos, o sea los bienes y servicios que más consumen los más pobres, los que más aumentan. Y hay más: dentro de los alimentos, los precios que sufren los mayores aumentos son aquellos más “baratos” y de menor calidad, a los que se vuelcan los más vulnerables ante el deterioro de sus ingresos.

Alguna vez sostuve que no había mayor fracaso de una política económica en un país productor de alimentos, como el nuestro, que el de que su población pase hambre. El gobierno de Macri y su política económica es, sin dudas, un triste y claro exponente del fracaso: en la Argentina de Macri, son cada vez más los argentinos que no pueden comer. (IB24)

radio Globatium

radio en vivo1