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Por Alejandro C. Tarruella.

 

No hay bono de fin de año. Hay tarifazo y un subsidio encubierto a las empresas energéticas. Los trabajadores pagarán con los restos del falso “aumento” parcial de fin de año, las deudas en las facturas de los servicios de energía.

Mientras los trabajadores pagan con préstamos usurarios que “legaliza” el gobierno las tarifas que no pueden pagar, la “ayuda” mientras no les alcanza para comprar el pan. Los 16 millones de monotributistas, ni los que piden pan en las calles, no están dentro de la ley. El monotributismo para los que menos tienen es un modo indirecto de ingresar a un limbo donde no hay legalidad que valga.

Hasta ahora, el “bono Macri” es una zanahoria que tenía una medida al conocerse la noticia, pero que va recortándose al paso de los días. Primero fueron 5 mil, luego se reducirá por el pago de ganancias, después se anunció el pago en dos cuotas, luego que la primera se abonaría recién en enero y vendrán seguramente otros recortes, por ejemplo en las provincias, y finalmente habrá otros sectores que se enterarán que están afuera de la “ofrenda” macrista.

Además, se supone que el bono alcanzará a menos del 20 por ciento de los trabajadores registrados y legalizados. Un cincuenta por ciento de los gobernadores no hará llegar el “beneficio” a los trabajadores de sus provincias, tampoco lo recibirán los docentes, los universitarios y trabajadores de esas áreas.

Y como si faltara algo para justificar la agresión a la ciudadanía que realizó ayer el empleado del Fondo Monetario Internacional, Nicolás Dujovne, el bono pagará ganancias pese a ser “no remunerativo”, esa categoría de la ilegalidad laboral que se ha convertido en parte del ejercicio del poder por fuera del Estado de Derecho. Una clave para comprender y sufrir la presente etapa, es que el poder ha alcanzado el “off Estado de Derecho” con el que se manejan mientras preparan su maquinaria represiva para avanzar en el deseo oficial no lejano al desguace del país.

Si hay 17,1 millones de trabajadores formales e informales, unos 12 millones estarían en condiciones de cobrarlo. De los empleados públicos, se cree que solo lo percibirán recortado, los empleados estatales y no todos. Los jubilados: bien gracias. Quedan afuera. Se estima que, finalmente, podrían llegar a la zanahoria recortada unos 3 millones de trabajadores. Negocio redondo para el gobierno: el cien por ciento de los medios oficiales que funcionan con permanentes facturas del gobierno, informaron con bombos y platillos acerca del “bono Macri”. Se creó así la falsa sensación de que era para todos.

El bono no existe

Para sumar en favor de Macri, familia y amigos, Miguel Pichetto convalidó el bono que aprueba el mayor recorte de la historia argentina a los bines nacionales y de los habitantes de todo el país: 400 mil millones de pesos en favor del régimen y el FMI. Entregó una mano, le exigirán los brazos.

Pichetto logró que se aprobaran tres proyectos que complementan la ley de Presupuesto 2019: el régimen de monotributo exclusivo para rapiñar a pequeños productores cañeros y tabacaleros, el régimen especial para contribuciones y aportes de las cooperativas y mutuales de ahorro, de crédito y financieras de seguros. Este proyecto que posibilitó el senador rionegrino, procura destruir el campo solidario histórico que representan las cooperativas, los bancos de ese carácter y va a generar reacciones sociales importantes.

También los senadores provinciales, Cambiemos y Pichetto, aprobaron la adenda, añadidos en criollo, al Consenso Fiscal, acordado por 19 gobernadores que ahonda el esfuerzo fiscal de las provincias. Así, no las provincias, sino sus habitantes, deberán pagar ahora el importe de los subsidios al transporte público más la tarifa eléctrica diferencial. Los gobernadores tendrán ahora que atacar  sin piedad para eliminar exenciones que tengan en impuesto a las Ganancias, funcionarios, empleados municipales propios, provinciales y nacionales y actuarán sobre empresas de crédito, ahorro o financieras.

Pichetto, que actuó como macrista de la primera hora en la sesión, también aprobó con sus pares que el  mínimo no imponible del impuesto a los Bienes Personales pase de los $1.050.000 pesos de hoy, a $2.000.000 desde el ejercicio fiscal 2019 más un régimen de aumentos sucesivos del impuesto. Siempre en favor del régimen y el FMI. La iniciativa volverá a diputados porque se aplicó una modificación sobre inmuebles “destinados a casa-habitación del contribuyente del Impuesto cuando los valores resulten iguales o inferiores a los 18 millones de pesos”. Y dale que va.

El neomacrista Pichetto sabe que el régimen no fracasa desguazando, saqueando y dejando al país en pelotas. Tal vez no sabe que no le alcanza con lo que dio al gobierno: debe dar más, ¿tendrá que aliarse con ellos para la elección? Por lo visto, no le hace asco a la sumisión.

Dujovne por su parte, dijo que “esto nunca se había hecho en Argentina sin que caiga el gobierno, un ajuste fiscal de esta magnitud”. Posiblemente se excedió, tentó a la suerte, pero no se excedió en soberbia. Es la medida justa de los poderosos cuando son impunes. Del mismo modo, Dujovne dijo en 2017 que “un funcionario tiene derecho a tener su dinero en el exterior”. Sobre todo si sabe lo que hará su gobierno. Y además, para ahorrar, declaró a toda soberbia, su lujosa propiedad de Belgrano, como terreno baldío. Sin embargo, el hombre más importante del FMI en el gobierno está tentando a la suerte. Napoleón no lo aconsejaba, Mauricio parece que sí.

Se suele recordar a José Hernández, en el mes de su nacimiento, que escribió en el Martín Fierro algo repetido y escasamente aprendido: “No hay tiento que no se corte, ni tiempo que no se acabe”. Y recuérdese también que un anarquista no hace verano.

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