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Por Alejandro C. Tarruella.

 

Atravesado por el Brexit, que deja sin vigencia a cualquier acuerdo secreto que sobreviviera a la guerra de las Malvinas, devaluada y en retirada estratégica la banda de cortesanos parlamentarios, funcionarios, asesores, ceos reconvertidos en buscadores de fortuna entre los restos del Estado, el hijo de Franco no tiene muchas alternativas. “corsi e ricorsi” (curso y recurso).

Buscar a Pichetto, tarea de la patrulla de Frigerio y Monzó, para que apruebe leyes mientras comprueba una vez más que solo le cabe, para ganar en octubre, un fraude monumental, es ir por el ahogado para que salga a nadar. Eduardo Fidanza, pensador inteligente del régimen, pide una y otra vez que el combate de fondo sea Macri-Cristina pero no por las elecciones. En el macrismo existe la convicción de que el ala Bonadío-Extornelli irá por ella al instante de anunciarse como candidata. Para ello preparan el campo con inicio de juicio oral, show de fotocopias que hoy se sabe, fueron “legalizadas” por el gobierno, nuevas detenciones. Gira el espiral y las condiciones cambian.

Findanza reflexiona en “La Nación” desde el mundo de los countries y sostiene, no sin razón, que “El país está estancado, no posee moneda ni fuentes genuinas de financiamiento”. Pocas veces alguien, sin proponérselo, fue tan crítico de las consecuencias de poco más de tres años de gobierno macrista. No importa que en su nota de “La Nación” cite a Miguel Cané en palabras que dedicó a Roque Sáenz Peña en 1891: “Compadezco los hombres que gobiernen este país dentro de un año”.

Tiene una ventaja: Macri no leyó, ni leerá jamás en su existencia, este tramo de la obra de Miguel Cané. Sostiene que el FMI es la sal en la herida pero no señala que su aporte económico va directamente a la labor de Cambiemos en campaña. No solo de aportes truchos o D’Alessios vive el hombre, si se trata del PRO. Fidanza adelanta que si el peronismo gobierna (la duda lo carcome) “acaso afronten el crucial desafío de reconciliar al pueblo con la implacable evolución de la historia”. Es inteligente y sensible.

Y tiene razón, el pueblo reaparece con el peronismo, esto ocurre en particular desde 1945, aunque la evolución de la historia es escasamente hegeliana. La espiral de la historia dice otras cosas. “Corsi e ricorsi” proponía Giambattista Vico, otro desconocido para el jefe amarillo, quien aludía a la historia como a un proceso en el que  no se avanza de modo lineal bajo la presión del progreso, sino en forma de ciclos que se repiten en apariencia. Lo permanente, decía Heráclito, es el cambio (en movimiento). 

El movimiento histórico, recúerdese que es lo que previó Perón para la organización política, se presenta con forma de espiral y permite observar las idas y vueltas, las vueltas y revueltas en la secreta vida de los pueblos. No hay etapa histórica que puede tener la última palabra, y así, ninguno de sus períodos es el definitivo por lo tanto, podría afirmarse, que la mentada victoria final es solo una alucinación en el paisaje. Lo que triunfa en el presente histórico puede derrumbarse mañana, y es posible especular con que renacerá más tarde bajo otras características. La espiral traza sucesivamente este inapelable “corsi e ricorsi”.

Si un triunfo es un falso dibujo hecho a fraude, impostura, mentiras, y despojos a la razón del pueblo, se repite aquí la figura histórica que eligió Fidanza, lo más posible es que al derrumbarse el imaginario de la simulación, la elección de quien deba suceder a los responsables del despojo, un país vaya hacia la gesta de una nueva etapa histórica.

En este caso, hundidos en el Brexit, aunque el FMI apueste con un festín de dólares en favor de los impostores, los dueños del poder arrastren en su caída al conjunto institucional que sostenía al sistema político desde los años de la dictadura. Esto puede suceder porque la crisis argentina es, en gran medida, una crisis de representación. Es muy sencillo, no puede representar al pueblo, a la ciudadanía, un sistema de representación cortesano, adicto al toma y daca tras las bancas, que se inauguró firmando la entrega –entre gallos y medianoche- al imperio británico.

Se acabó el tiempo, se cortó el tiento, ahora corren contra reloj y el propio FMI que se dispone a pagar a Cambiemos, pide hablar con representantes de la oposición (Kicillof, mate amargo y bizcochitos de grasa) porque avizoran que a sus amigos se les viene la noche. Que el espiral girará hacia el día nuevo del pueblo y la reconstrucción del país, tal como lo hace hoy en México Andrés Manuel López Obrador. “Corsi e ricorsi”.

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