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Por Oscar Cuartango.

 

Cumplida la maratón electoral en las provincias que anticiparon sus elecciones provinciales, y agotado el plazo para la celebración de alianzas, quedó perfilado un cuadro de situación complejo respecto del cierre de listas que se concretará el próximo sábado 22 del corriente.  

En principio el panorama quedó predefinido con las fórmulas presidenciales de los principales espacios representados por los  binomios Mauricio Macri/Miguel Angel Pichetto, para el Frente JUNTOS POR EL CAMBIO, Alberto Fernández/Cristina Fernández para el Frente DE TODOS y Roberto Lavagna/Juan Manuel Urtubey, para el Frente CONSENSO FEDERAL, al bajar Sergio Massa su candidatura y aceptar ir como candidato a diputado nacional, en primer lugar en la lista de la Provincia de Buenos Aires, avizorándose como casi segura la resignación de las precandidaturas presidenciales de Daniel Osvaldo Scioli y Guillermo Moreno.

En ese escenario, el evento electoral se presenta como halagüeño para la fórmula Fernández/Fernández, sin que esa afirmación justifique actitudes triunfalistas, ni descuidos o distracciones y mucho menos voluntarismo en las complicadas instancias finales del cierre de listas, tanto en el armado de la lista provincial de Diputados Nacionales, como en las de legisladores provinciales en cada una de las 8 secciones electorales bonaerenses, candidaturas a intendentes, concejales y consejeros escolares en sus 135 distritos y los acuerdos de armado en las 23 jurisdicciones restantes, 22 provincias y CABA.

Resulta entonces imperativo proceder con una racionalidad y realismo que prioricen la elección presidencial por sobre la provincial y las de distrito y la provincial sobre estas últimas, concretando un armado abarcativo de cada jurisdicción que posibilite aportar a la fórmula presidencial la mayor cantidad de votos posibles y priorizando ese objetivo superior por encima de las clásicas rivalidades locales, muchas veces generadoras de mezquindades, perjudiciales al interés del conjunto.

En tal sentido debe analizarse con mucho detenimiento la situación de cada distrito, la relación de fuerzas existente entre los aspirantes a las distintas candidaturas y optar por transitar el camino que contenga la mayor cantidad de votos posibles para la candidatura presidencial, no titubeando en permitir que las eventuales diferencias se ventilen en las PASO, por ser convenientes y funcionales a tal fin. De lo contrario, la imposibilidad de competir impulsará a los excluidos a ir con listas cortas, no llevando las correspondientes a los candidatos provinciales y nacionales que nos interesan, o peor aún, llevando los candidatos de otro sector.

En mi anterior columna en este portal, anticipé como muy probable, la ahora concretada incorporación del Frente Renovador al espacio que impulsa la fórmula Fernández/Fernández y que lo sustantivo por el bien de la patria y de los argentinos era recuperar la presidencia de la nación, desplazando a las políticas neoliberales de Macri y Cambiemos, ya que están en disputa dos proyectos de país diametralmente distintos.

Ante la inminencia del cierre de listas, concluyo con la misma reflexión que formulara respecto del cierre de alianzas, invocando el apotegma de Juan Perón, tomado de Aristóteles y Kant: “La única verdad es la realidad”, cabe reclamar a la dirigencia la racionalidad y los renunciamientos necesarios para la conformación de un cierre de listas que garantice las condiciones electorales para un triunfo categórico y que posibilite finalizar con esta pesadilla macrista neoliberal que está sumiendo a nuestra patria en un luctuoso destino de dependencia y pobreza.

Concluyo con otro apotegma, este sí, de las alforjas de Juan Perón “Primero la Patria, luego el movimiento y por último los hombres”.

Dios ilumine a nuestra dirigencia.

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