Page Title. Maximum length 60-70 characters

Columna de opinión de Oscar Cuartango.

 

El presidente Macri, en un discurso anodino, en el cual la culpa de la disparada del dólar se la atribuye al anterior gobierno, a los cuadernos, a Brasil, Turquía, China, EEUU anuncia más ajuste y el viaje de Dujobne a pedir auxilio al F.M.I., sin hacerse cargo de ningún error de gobierno,  como si su gobierno no hubiera liberado el mercado de cambios, realizado la apertura del mercado interno a las importaciones, devaluación tras devaluación y endeudamiento desaforado.

La autocrítica, tan necesaria para reencaminar el rumbo de nuestro país, brilló por su ausencia.

En medio de tamaño desaguizado, adopta una medida formalmente correcta al reducir a 10 el número de Ministerios, ya que tenía el record de ser el presidente con mayor cantidad de Ministerios de la historia argentina.

Pero como los aciertos parecieran asustar al mejor equipo de los últimos 50 años, acto seguido la deslucen por completo con dos errores u horrores de grueso calibre:

Le quitan el rango de Ministerio al área de salud. Que temática puede ser más importante que cuidar la salud y calidad de vida de los argentinos ?. Sin duda ninguna. Ello exterioriza un menosprecio del tema, que ya se venía exteriorizando con el incumplimiento del calendario de vacunas, -alegando un supuesto “problema logístico”- que redundó en la puesta en riesgo de los niños al no distribuirse la vacuna de meningitis conforme calendario- cosa duramente criticada por todos los especialistas de las más variadas vertientes ideológicas.

En similar sentido, quitan el rango ministerial al área de trabajo, empleo y seguridad social y lo subordinan al área de producción e industria, cuya incumbencia es optimizar los rendimientos empresarios, en una clara contraposición de intereses.

Ambas medidas exteriorizan una visión economicista y para nada humanista del rol de la política y de la acción de gobierno. Un gobierno de CEOS para empresarios.

El área de salud como servicio esencial debe tener estructura y presupuesto propios, al igual que la de trabajo, como encargado de controlar el cumplimiento de la normativa laboral en sus múltiples facetas, con especial énfasis en la registración y en la salud y seguridad en el trabajo, aspecto este último direccionado a preservar la integridad física y la vida de  los trabajadores mediante el control de las medidas preventivas en las respectivas actividades productivas.

En columnas anteriores me he expresado en extenso respecto al riesgo que implica para la clase trabajadora el descuido de tal aspecto: la salud y seguridad en el trabajo.

Paradojalmente, ambas áreas de gobierno fueron creadas y jerarquizadas por Juan Perón. La Secretaría de Trabajo y Previsión a su cargo, en los primeros tramos de la asonada militar del 4 de junio de 1943 que puso fin a lo que Jauretche acertadamente bautizara como la década infame y la Secretaría de Salud Pública, ya en ejercicio de la Presidencia, cuando le dijo a Ramón Carrillo, como puede ser que haya un Ministerio que  se ocupe de la salud de las vacas y no haya uno que se ocupe de la salud de las personas.

Ambas elevadas a jerarquía Ministerial con la reforma constitucional de 1949, ya que la anterior Constitución establecía taxativamente en su texto los Ministerios.

Pero claro, en aquellos tiempos el proyecto del gobierno era alcanzar la justicia social, lo cual no contempla al actual gobierno, a la luz de la realidad que vivimos día a día, donde se evidencia el acrecentamiento de la desigualdad y la exclusión-.

Ambas medidas exteriorizan claramente los intereses que prioriza el Gobierno del presidente Macri.

Al eliminar el Ministerio de Trabajo y subordinarlo como una Secretaría del Ministerio de Producción, grafica que los intereses de los trabajadores deben estar subordinados a los del capital y el área que debe proteger los intereses de los trabajadores subordinada al área que protege los intereses empresarios, es considerar al trabajo una mercancía y como tal una variable de ajuste económico.

La eliminación del Ministerio de Salud Pública y su subordinación al de Desarrollo Social, exterioriza un claro desinterés por las políticas sanitarias de la Nación. El Ministerio de Salud era el encargado de  atender las cuestiones administrativas relacionadas con el servicio de salud, entre ellas las cuestiones de epidemiología, campañas de vacunación, control sanitario de las fronteras, registro de los profesionales de la salud y el banco de drogas, entre otras. Ni más ni menos: todas temáticas centrales.

Sin embargo, el gobierno en ejercicio le quita presupuesto y autonomía propia, relegándolo a la categoría de mera Secretaría, como una temática más vinculada a los sectores vulnerables.

Esto grafica que Macri gobierna en beneficio y para los pocos que tienen mucho, a costa  y en perjuicio de los muchos que tienen poco. El ajuste se continúa realizando sobre los sectores más vulnerables de la economía, en beneficio de los más poderosos, donde no cabe detención ni replanteo de las medidas dispuestas y a tomarse, pese al creciente descontento social.

El gobierno de cambiemos debe a la sociedad una autocrítica seria y reflexiva sobre la gravosa situación actual de nuestro país.