Page Title. Maximum length 60-70 characters

Por Oscar Cuartango.

 

El presidente Macri cumple su tercer año de gobierno en un escenario complejo, para nada auspicioso y con un montón de promesas de campaña, no solo incumplidas, sino habiendo hecho precisamente todo lo contrario a lo prometido.

En ese contexto y con miras al evento electoral del 2019, en el cual se ponen en juego los cargos ejecutivos nacionales, provinciales y municipales, se reúne el Consejo Directivo del Pro en el complejo Parque Norte de la ciudad de Buenos Aires, sin la presencia del Primer Mandatario.

La gravedad de del escenario, en lo específicamente económico, fue graficada por el Ex Presidente Pro en el Banco Nación, Carlos Melconián, en una actividad realizada een la Bolsa de Comercio Porteña, ámbito en el cual aludió a la “auto herencia del Presidente Macri 2016/2017” y a la “disrupción macroeconómica del 2018” a la cual calificó de “tosco que apuesta a una restricción monetaria extrema y a una recesión que pronostica, será fuerte y larga”:

Asimismo, el referido economista, en coincidencia con lo por nosotros anticipado en varias columnas, reconoció que Macri va a terminar su mandato, con peores resultados          que quienes lo antecedieron en el cargo luego de la crisis de fines del 2001.

Una inflación del 211 % superior en más de 30 puntos de la habida en el período 2011/2015, una caída del P.B.I. del 3 % contra un crecimiento del mismo indicador, del 1.5 % en el período 2011/2015 y a ello agrega, como frutilla del postre, explosivos vencimientos por 116 millones de dólares que deberá afrontar quien lo suceda en el cargo, distribuidos aproximadamente en: 21.000 millones en el 2020, 21.500 millones en el 2021, 40.000 millones en el 2022 y 36.000 millones en el 2023.

El resto de los indicadores sociales  laborales, muestran guarismos en la misma sintonía, tanto los emitidos por el INDEC, como los  emanados de la Universidad Católica Argentina.

Esa si será una pesada herencia, producto de las políticas de ajuste estructural llevadas a cabo desde el comienzo de la gestión Macri y a partir del endeudamiento de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional y las condicionalidades impuestas por el organismo internacional en el memorándum de entendimiento, y que están mostrando sus primeros síntomas, el primer semestres del año 2019, mostrará con toda crudeza la magnitud del ajuste y del sufrimiento que para gran parte de los argentinos ello llevará aparejado, como lo muestra la afirmación descarada de funcionarios de primer nivel: “nunca se hizo un ajuste de esta magnitud sin que caiga el gobierno” (sic)

Mientras tanto,  los actuales gobernantes hablan de desarreglos económicos, laborales y sociales de los últimos 70 años, en un vano intento por descalificar al peronismo, omitiendo considerar que de esos años, solo 10 años gobernó Perón y que las políticas implementadas por Cambiemos exacerban la acumulación de riqueza en pocas manos incrementando la desigualdad, la pobreza y la exclusión, vía pérdida del poder adquisitivo del salario, aumento de la desocupación y profundización de la recesión, que castigan duramente a universo Pymes, principales dadoras de empleo en nuestro país.

Ante tan poco halagüeño panorama y la apología  que el matutino La Nación y el Ministro Dante Sica y otros voceros oficiales, incluido el propio Presidente ante el G 20 hacen de la necesidad de reformar la legislación laboral para impulsar la creación de puestos de trabajo y la regularización del trabajo no registrado, cabe preguntarse: 1) Es necesario modificar la legislación laboral para crear puestos de trabajo?; 2) Es el blanqueo con condonación de deudas a la seguridad, multas, extinción de acciones penales etc., el camino para la regularización laboral de los trabajadores no registrados?.

No vacilamos en responder en forma negativa a ambos interrogantes: Ambos temas están directamente vinculados a las políticas macroeconómicas que deberán ser corregidas. La caída de consumo y la actividad económica, junto con  pérdida del poder adquisitivo de salarios, jubilaciones y pensiones, aunado a la apertura irrestricta de las importaciones, impactan dura y negativamente sobre las Pymes y consecuentemente sobre el nivel de empleo. Coincidentemente, el empleo no registrado es consecuencia de un gran porcentaje de economía en negro, estimulado por una cada vez mayor carga impositiva y la falta de presencia del Estado que se dedica a pescar en la pecera de quienes están registrados en el sistema, en lugar de adoptar políticas macroeconómicas que estimulen la producción y persigan a los ámbitos no registrados de la economía.

En definitiva, pasar de una economía de especulación a una economía de producción, consumo y crecimiento, es la única alternativa viable para mejorar tan nefastos indicadores.

Pero este gobierno, armado del pretendido “mejor equipo de los últimos 50 años” no logra activar la economía, que continua en franco receso con las implicancias sociales y laborales ya comentadas.

El desafío para el peronismo, es alcanzar la unidad partidaria, la conformación de un frente electoral nacional y elaborar las propuestas de gobierno que concreten la reactivación económica y recomposición social, con miras a retomar el rumbo de la utopía de Justicia Social, en sentido totalmente contrario al liberalismo gobernante, ciego, sordo y mudo ante una sociedad que sufre y reclama por sus derechos.