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Con la presencia de Madres de Plaza de Mayo de la ciudad de Buenos Aires y de Mar del Plata, junto a los realizadores y un numeroso público que incluyó a organizaciones de derechos humanos, referentes políticos y sociales.

 

En diálogo con Zona 54, el director de la película, Ricardo Soto Uribe, explicó que “el proyecto nació hace casi 5 años, un poco por la necesidad de mostrar otra faceta de las Madres, no muy conocida, y de algún modo también reflejar una intimidad, una concepción de la lucha que sentíamos que no estaba del todo vista”. Para Soto Uribe “había una visión muy dulcificada (de las Madres), muy de mantenerlas como héroes abstractos cuando en realidad se trata de mujeres que viven en la Argentina de todos los días, son ancianas, tienen cuerpo y tienen memoria; queríamos sacarlas un poco de ese lugar sacralizado, en donde las instituciones las ponen… yo agradezco toda la época del kirchnerismo que las visibilizó, pero también pasa a veces que se cristalizan ciertas cosas y pierden una vitalidad que queríamos recobrar”.

El director de “Todos son mis hijos” que buscó mostrar “El contexto humano, y además ciertas cuestiones políticas que no estaban muy divulgadas, como la socialización de la maternidad, el entendimiento de ellas con respecto a que todos son sus hijos, toda la militancia. Ellas no solamente son madres de identidades particulares sino que son madres de una identidad colectiva que trasciende los tiempos y la historia, que es más bien la lucha por un mejor mundo, básicamente eso”.

Profundizó sobre este último aspecto “Las madres entendieron muy bien, creo, que a sus hijos no los hicieron desaparecer por tener un nombre particular o por estudiar en alguna universidad, sino por ser luchadores revolucionarios, y en ese sentido se hermanan con todas las luchas revolucionarias no solamente las de acá sino las del mundo. Es una visión mucho más trascendente. Por eso no portan la fotografía de sus hijos, hablando específicamente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Entonces nos parecía que eso tenía una potencia muy especial y que debía ser documentado, que es algo actual y que también puede legar a la futura generación con otra idea de identidad…”

Por último, destacó “Lo más importante es difundirlo, para que la gente conozca la faceta más más íntima, más humana, de mujeres reales, y con la suerte de tenerlas acá transitando y de aprovechar su experiencia, su lucha. Tratamos de que el cine sea un medio de comunicación un poco más afectivo, más profundo que lo que pueden ser medios cotidianos como la televisión o la radio, por ejemplo”.