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En épocas de crisis los cambios pueden desencadenar un “efecto dominó” en todos los campos, creando otros paradigmas.

 

Para desarrollar estas ideas se necesita antes que nada poner en común los tres términos del título: el “arte”, la “cultura” y los “nuevos tiempos”.

El Arte es entendido como la manifestación externa, en el mundo, de procesos internos de un individuo (el artista), un grupo (constituyendo una escuela o corriente), o de una sociedad (una cultura, una civilización), a través de símbolos, alegorías y signos, que traducen en objetos, sonidos, palabras u obras plásticas, una composición estética.

La Cultura es el conjunto de producciones que humanizan al mundo. Está hecha de elementos tangibles e intangibles creados por el hombre, y por tanto, llena de sentido porque es obra de nuestra intencionalidad. La cultura integra arte, ciencia, tecnología, religiosidad, estilo de vida, estructuras económicas, organización política y social.

Y así como emplazamos al arte y la cultura en una espacialidad, también descubrimos una línea del tiempo donde hay “antes” y “después”, “crisis” y “revoluciones”; donde hay un “mundo viejo que ya fue” porque sus esquemas y creencias están en decadencia, y otro mundo gestándose con “nuevos modelos y valores”. Estos mundos conviven por un tiempo mientras algunos tienden a conservar y otros a transformar, en una tensión en la que finalmente los regresivos se diluyen y los progresivos avanzan.

Estos tres objetos, sobre los cuales reflexionamos, no actúan como causa y efecto, donde la acción de uno desencadena automáticamente al otro; más bien se relacionan íntimamente entre sí, se complementan acompañando los cambios de una sociedad.

Por ejemplo: en una época, se consolida una cultura, y se uniforman sus expresiones artísticas; luego, una corriente artística puede producir una ruptura en la escala de valores de una cultura, y con ello provocar un nuevo momento histórico. O puede irrumpir una nueva creencia, o un descubrimiento significativo, que en “efecto dominó” atraviesa todos los campos. 

LOS MODELOS Y VALORES QUE ASOMAN

Algunos de los temas relevantes que podemos observar en el actual contexto son:

  • Una cultura de paz

  • La educación para la no-violencia

  • La democracia real

  • La economía solidaria

  • La ecología social

  • La comunicación directa

  • Una nueva espiritualidad

  • La planificación estratégica.

Desglosando brevemente cada ítem, para fijar un concepto:

. Cultura de paz. “Una cultura de la convivencia y la equidad, fundada en los principios de libertad, justicia y democracia, tolerancia y solidaridad; una cultura que rechaza la violencia, se dedica a prevenir los conflictos en su origen y a resolver los problemas por la vía del diálogo y la negociación; una cultura que asegura para todos el pleno ejercicio de todos los derechos y les proporciona los medios para participar plenamente en el desarrollo endógeno de la sociedad…” (en palabras de Federico Mayor Zaragoza, ex Director General de Unesco y Presidente de la Fundación para una Cultura de Paz).

Hoy en día, en un proceso de mundialización creciente, en ciudades cosmopolitas, se entrecruzan y conviven diferentes culturas. Los individuos y los grupos se enriquecen en la diversidad: costumbres, leyendas, mitos, teorías científicas, corrientes de pensamiento, experiencias religiosas, técnicas constructivas, utilización de materiales, innovaciones, etc. Identidades que se fortalecen en un paisaje multicultural.

Resultará sumamente valioso abrirles paso propiciando políticas proactivas que vinculen a todos los agentes sociales y culturales de la comunidad.

. Educación para la No-violencia. La educación tradicional tiene como condición de origen y paisaje de formación los mismos valores, códigos de relación y metodologías que provocan las actuales crisis generalizadas en la sociedad. Por tanto, un cambio de paradigma implica necesariamente la instalación de otra escala de valores, diferentes estilos de relación y métodos que se adapten crecientemente a las nuevas aspiraciones.

Si el signo del sistema decadente es la violencia (en todas sus manifestaciones), el cambio evolutivo tomará la característica opuesta: la no-violencia como principio moral y forma de acción social.

. Democracia real. El modelo vigente de “Democracia representativa” enfrenta cuestionamientos por parte de una sociedad que reclama mayor participación. Para que la gestión de gobierno dé respuestas a las necesidades más urgentes y a los sectores más desprotegidos, se hace evidente la utilidad de implementar mecanismos de democracia directa: consulta popular, audiencia pública, banca abierta, referéndum, plebiscito, presupuesto participativo, revocatoria de mandato, consejos consultivos, iniciativa legislativa, centros vecinales, descentralización municipal, acceso a la información pública, auditorías, foros, etc., son algunos de los instrumentos válidos para la intervención efectiva de los ciudadanos y sus organizaciones.

. Economía solidaria. “Ya es un tema recurrente el de la regresiva distribución de la riqueza en el mundo, como la principal fuente de violencia económica… este planeta cuenta con recursos suficientes para asegurar el bienestar de todos los seres humanos, y hay un modo de organizarse para que ello ocurra. Pero es condición necesaria ir disolviendo y desarticulando el poder de la especulación financiera, desconcentrar el capital y encauzarlo hacia la producción” (cita textual del economista Guillermo Sullings).

. Ecología social. “Están surgiendo nuevos criterios de acción al comprenderse que muchos de los problemas actuales son globales, ya sea porque se padecen en todos los puntos del planeta, o en todas las regiones de un país, o porque repercuten más allá de su emplazamiento geográfico o temporal. Por ello, muchos optan por producir cambios locales en los lugares donde viven, estudian o trabajan; pero lo hacen con una copresencia más global, conectados con personas en otras ciudades, regiones o países. Pensar globalmente y actuar en nuestro medio inmediato nos permite avanzar en la transformación de las condiciones existentes, orientando estos cambios hacia un desarrollo sustentable” (de la ecologista Ester Previtera).

. Comunicación directa. La comunicación es la base de toda interacción, de las relaciones de hombre a hombre. Nuestro fin básico es alterar la relación original existente entre nuestro organismo y el medio que nos rodea. Nos comunicamos para influir y para afectar intencionalmente. Este rasgo característico que define ‘lo humano’, la intencionalidad, va desplegándose en forma creciente hacia el mundo natural y social, y en tanto influya y afecte con una escala de valores que ponga en el centro de su interés la vida, la solidaridad y el futuro, propiciará ámbitos de comunicación cada vez más abiertos y profundos.

. Una nueva espiritualidad. La espiritualidad es la expresión –tanto personal como social– del sentimiento religioso del ser humano. Este sentimiento es la traducción de una conexión muy profunda de la conciencia individual con un “algo” que le infunde tal sentimiento, y la influencia. Pero, a la vez, ese “algo” se experimenta como trascendente a la conciencia.

El sentimiento religioso es patrimonio inherente a toda la humanidad, y se manifiesta en el ser humano como un estado de conciencia con una especial tendencia o impulso a la búsqueda de un Sentido trascendente de todo lo existente y a la comunión con éste. Este sentimiento motiva preguntas profundas acerca de nuestra identidad esencial, de dónde venimos y hacia dónde vamos, de la vida, la muerte, el sufrimiento, la inmortalidad, etc.

En las nuevas corrientes se percibe un rechazo al dogma, a la intolerancia y al fanatismo.

. Planificación estratégica. Después de varias décadas de competencia salvaje, de la cultura del rédito personal inmediato que llevó al uso utilitario de las relaciones, a la acumulación de bienes y servicios, a la especulación financiera, a la explotación irracional de los recursos naturales, al stress permanente y el sin sentido de la vida, comienza a perfilarse un nuevo tipo de sensibilidad que considera al otro, que acepta y valora la diversidad, y que entiende la importancia de prever las consecuencias de la acción, estudiando contextos, procesos y estructuras.

Esta mirada estratégica sobre el mundo y la propia vida abre posibilidades para proyectar.

Desarrollar planes estratégicos de arte y cultura puede ser un significativo aporte para los nuevos tiempos.

Autor: Jorge Nuñez Arzuaga (Poeta y periodista)

Imagen: mural de Bansky