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En declaraciones al diario La Nación, que es la tribuna de doctrina de la oligarquía terrateniente en Argentina, el actual secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj anunció que no habrá actos oficiales en conmemoración de un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976 y justificó esta postura explicando que “nadie debe apropiarse de la fecha”.
 

 

Desde Identidad Peronista rechazaron de plano estas declaraciones del secretario Avruj por considerarlas “un burdo pretexto para justificar la retirada del Estado argentino de las cuestiones que tienen que ver con los derechos humanos, aunque no nos sorprende que eso sea así: ya mucho antes de llegar a ser gobierno en el 2015, la postura de la derecha en nuestro país respecto al asunto siempre fue abiertamente hostil y negacionista.

Sin ir mucho más lejos, a un año de asumir como presidente de la Nación, Mauricio Macri anunció que, de ser electo, terminaría con el “curro” de los derechos humanos. La brutal expresión, que espantó al núcleo sano de la sociedad, ocurrió en el contexto de un país que no termina de cicatrizar las heridas provocadas por una dictadura de corte fascista y neoliberal que dejó un tendal de 30.000 argentinos desaparecidos y unos 500 bebés ilegalmente apropiados. Nada de esto impidió que Macri asumiera la presidencia un año más tarde y las consecuencias del hecho se ven en la actualidad, con el Estado argentino haciéndose el desentendido sobre una cuestión tan sensible para el conjunto de nuestra sociedad”.

Marco Antonio Leiva, referente de Identidad Peronista recuerda que “Durante el gobierno popular entre 2003 y 2015 las cosas fueron sustancialmente diferentes. Sería suficiente mencionar que, a partir de la iniciativa del Estado nacional, se llevaron a cabo los juicios contra los represores, logrando importantes condenas efectivas que siguen cumpliéndose hasta el día de hoy. Por lo demás, la Argentina vivió una etapa de su historia en la que la memoria y la reparación estuvieron a la orden del día: por primera vez desde Alfonsín, un gobierno nacional se involucraba de lleno en la cuestión de los derechos humanos con intenciones reales de establecer responsabilidades y promover el juicio y el castigo a los responsables por el genocidio que enlutó al país entre los años 1970 y 1980.

La actitud de Néstor Kirchner fue la de pedir perdón en nombre del Estado argentino a las víctimas del terrorismo estatal. Lo hizo en presencia de las Madres y de las Abuelas de Plaza de Mayo. Néstor pidió perdón por el silencio del Estado durante 20 años de democracia, y lo hizo en un acto oficial en el predio de lo que fue la ESMA, para conmemorar un aniversario del golpe”.

“Néstor fue muy claro en su momento: “No vengo en representación de ningún partido político. Vengo como compañero y también como presidente de la Nación Argentina, de todos los argentinos”.

Como se ve, sin ninguna intención de apropiarse de ninguna fecha, sino de recuperar la memoria para buscar la verdad y obtener la justicia, cosa que el actual gobierno neoliberal está tratando de evitar y, más bien, de hacer lo contrario: mientras Avruj justifica la inacción estatal frente a la tremenda responsabilidad histórica, siguen acelerando los trámites para liberar de la cárcel —aunque el mismo Avruj lo niegue, porque son expertos en negar— al genocida Alfredo Astiz, el “ángel rubio de la muerte”, quien en su tiempo fue muy valiente para infiltrarse en agrupaciones de derechos humanos para secuestrar y desaparecer a sus miembros, pero no tan valiente cuando tuvo que enfrentarse a los ingleses en Malvinas: Astiz se rindió en las Islas sin disparar un solo tiro y sus galones hoy se exhiben en el Museo de Londres como trofeo de guerra”.

Marco Antonio Leiva, referente de Identidad Peronista, agasajado con la enorme distinción que significa el pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo: “No se trata de apropiarse de ninguna fecha, sino de sentar una posición claramente por la memoria, la verdad y la justicia”.