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Así lo advierte el reciente informe realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), ante la reciente decisión del presidente Mauricio Macri de acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para obtener una línea de crédito que le permita hacer frente a las obligaciones económicas del país.

 

En ese sentido, el escrito marca que el actual esquema planteado por la gestión económica de Cambiemos, basado en la desregulación, liberalización, apertura, endeudamiento y fuga de dólares, “agrava sensiblemente los cíclicos problemas de restricción externa de la economía argentina, tornándola más dependiente de los dólares financieros y más expuesta a las turbulencias”.

Ante elementos coyunturales como la suba de las tasas de los bonos del Tesoro de Estados Unidos o la entrada en vigencia del resistido impuesto a la renta financiera para extranjeros, el esquema, “conduce a una encerrona: las únicas dos soluciones posibles son devaluar o entregar las reservas. Es importante destacar que estas reservas provienen exclusivamente del endeudamiento externo y que, incluso vendiendo el 100% de las mismas, no alcanzan para pagar ni el 50% de la deuda contraída en estos dos últimos años”, advierte el CEPA.

Asimismo, señala que la gestión de Macri está marcada por “un importante fenómeno de fuga de capitales, récord de salida de dólares por turismo y compras con tarjeta, el segundo déficit comercial más alto de la historia argentina en 2017 y una creciente retención de la cosecha”. Todos los elementos estructurales “preparan el escenario para que un puñado de actores en el mercado tome las decisiones”, agrega.

En tanto, puntualizando sobre el pedido de auxilio económico al FMI, el Centro indica que la decisión del jefe de Estado implica una victoria para quienes exigían un marcado ajuste y a su vez criticaban el gradualismo.

“Finalmente, vale la pena mencionar que a esta altura, la aparición reciente de Cavallo y los trascendidos sobre su asesoría al equipo económico de Cambiemos toman particular trascendencia. Domingo Cavallo fue el responsable de la estatización de la deuda en 1982, pedida por el FMI, estuvo a cargo del Ministerio de Economía y llevo adelante el Plan de Convertibilidad de 1991 hasta la etapa final del menemismo. Reapareció en la debacle de De La Rúa en 2001, e impulso los acuerdos de Blindaje y Megacanje, que no pudieron evitar el estallido final”, concluye.