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En Argentina crecen los casos en adolescentes entre 15 y 19 años y se estima que un 55% de los casos infantiles están subdiagnosticados y subtratados.

 

El contagio más frecuente se realiza a través de la vía aérea.

La tuberculosis continúa siendo una enfermedad con gran incidencia a nivel mundial, lo que la convierte en una de las de mayor morbimortalidad.

La vulnerabilidad social, el acceso limitado a los servicios de salud, la estigmatización, la falta de un marco sanitario acorde, el hacinamiento en las grandes ciudades y la discriminación, son algunos de los factores que dan lugar a que esta enfermedad siga generando cada vez más casos.

En nuestro país solo durante 2017 se notificaron 11.659 casos en el país (tasa 26,5 casos por cada 100.000 habitantes) y las cifras de pacientes afectados van en aumento.

El grupo etario que mayor crecimiento ha tenido es el de los adolescentes entre 15 y 19 años.

¿Cómo se transmite y presenta?

El bacilo Mycobacterium tuberculosis o Bacilo de Koch (BK) se transmite de persona a persona, no existiendo ningún vector intermedio, como sucede por ejemplo en la enfermedad de Chagas, donde la vinchuca es el trasmisor. El contagio más frecuente se realiza a través de la vía aérea. El enfermo al toser, estornudar, escupir o simplemente hablar, libera al exterior por estos diferentes mecanismos los bacilos, que al estar en el aire y ser aspirados por personas sanas penetran en el organismo pudiéndolos infectar y enfermar.

Si bien es más frecuente en los pulmones, la enfermedad puede presentarse en todo el organismo (cerebro, riñón, huesos, etc). En la tuberculosis pulmonar activa los síntomas son: tos persistente irritativa o productiva, esputo sanguinolento pudiendo tener episodio de hemoptisis (sangre que se expectora), dolor torácico, anemia, falta de apetito, pérdida de peso, cansancio, fiebre y episodios frecuentes de sudoración nocturna.

Estos signos, a veces solapados durante muchos meses, ocasionan demoras en la búsqueda de atención médica y su sospecha. Esto se debe a que puede confundirse con otras enfermedades, lo que aumenta el riesgo de no tener un diagnóstico temprano, facilitando el contagio a otras personas. (InfoGEI)