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Así lo afirmó Enrique Andriotti Romanin, Sociólogo y profesor de la UNMdP, Investigador del CONICET, Magister en Filosofia y CS Politicas, y Secretario General de ADUM.      

 Romanin viene de participar junto a 50.000 personas en la #MarchaNacionalEducativa del jueves 12 en Avenida de Mayo: “La Universidad está pasando un momento extraño, paradójicamente este momento que era previsible en algún punto, a partir de la llegada de Mauricio Macri al gobierno, se va presentando de un modo diferente a lo que algunos imaginaban.”, es lo primero que nos dice.

– ¿Cómo se vive el ajuste en las universidades?

En principio todos imaginaban que, ante las políticas que iba a desplegar el macrismo, la Universidad iba a ser más reacia a reaccionar, que le iba a costar más, y eso no está pasando. Está pasando justamente lo contrario. 

Hay muchos votantes del macrismo en la Universidad, y esto no es algo que uno debe soslayar o dejar pasar por alto. Sin embargo, muchos de ellos no votaron para estar peor y las políticas que implementa el gobierno hacia la universidad no son para favorecerlos a ellos. Eso ha generado una reacción muy grande, toda la universidad a nivel nacional está movilizada contra estas políticas.

– ¿Cuáles fueron las primeras políticas visibles del gobierno en torno a las universidades?

La primera política comenzó ni bien asumió. A fines de diciembre se conoció el decreto 336 donde el Gobierno suspendía unilateralmente todos los convenios que tenían distintos Ministerios con Universidades Nacionales. Convenios de investigación, de pasantías, de extensión, que suponían que los recursos de las Universidades Públicas eran interlocutores privilegiados del Estado para realizar investigaciones. Este decreto revocó convenios a lo largo y ancho del país, fue la primera oleada donde muchas personas vinculadas a la universidad dejaron de estar bajo un régimen de relación laboral con el Estado. 

Una segunda oleada empezó a presentarse bajo una forma de estigmatización donde él (Macri) decía que «hay muchas Universidades», que «en las Universidades hay corrupción», que «no se trabaja», que «hay muchos empleados públicos», etc.

– ¿No es un poco desmedido, como ya sucedió con los “ñoquis”, que se haga este tipo de declaraciones? ¿Cuál es el fundamento?

Es el modo que tienen de interpretar el mundo. A veces perdemos de vista que ellos son ante todo empresarios. Macri no ha trabajado nunca, no ha pasado por universidades públicas, no sabe lo que se genera como valor para cualquiera que pasa por una institución estatal.

Esta segunda oleada vino acompañada por medios de comunicación que, desde febrero empezaron a plantear problemas, algunos diciendo que la Universidad Pública tenía «baja calidad de relación entre ingreso y egreso», diciendo que había «nichos de corrupción», acusando a algunas universidades directamente de ser instancias políticas y no tener otro tipo de tareas. Esto dio lugar a un tercer nivel de política gubernamental.

El tercer nivel consistió en a tratar de manera diferente a algunas universidades del conurbano, (…) comenzar a no girarle recursos de funcionamiento z un conjunto de cinco seis Universidades. Esto dentro de un contexto general donde existía un atraso de recursos de funcionamiento. Instalando además la sospecha de que esas Universidades no hacen tareas de investigación, de desarrollo, de extensión. A estas agreguemos la universidad de Madres de Plaza de Mayo que claramente es Satanás para este Gobierno. Desde noviembre del año pasado las Universidades no estaban recibiendo fondos. (…) el macrismo no vino a corregir eso: lo empeoró.

– En este contexto entonces comenzaron las discusiones paritarias ¿cómo se fueron dando? 

Con las paritarias se bajó otra de estas políticas, consistió en dilatar la discusión paritaria salarial tanto de los docentes como de los no docentes. Se comenzó a plantear que «no era momentos para discutir salarios». La primera oferta del Gobierno de Macri fue en marzo, después de un paro nacional, y consistió en un 25% para un año salarial. Es decir: pagando 15% en el transcurso del 2016, y un 10% en el 2017. 

El último eslabón lo constituye un derivado de su política general, que es: las Universidades públicas, como todos los habitantes, empezaron a encontrar que la inflación generada por el Gobierno se expresó en términos de no poder pagar sus cuentas. Esencialmente la luz y el gas. Finalmente, estos elementos desencadenaron las movilizaciones masivas que vimos este mes.

 

 

 

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