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Desde la casa cárcel de El Carmen donde cumple prisión según las disposiciones del juez Pablo Pullen Llermanos, Milagro Sala dialogó con El Submarino Radio (91.5) y realizó un balance del curso del juicio oral en el que está imputada por el manejo de fondos para la construcción de viviendas.

 

Tras detallar las amenazas que sufren los testigos y el ensañamiento del que es víctima junto a otras imputadas, aseguró que “seguramente vamos a una condena” y denunció que con este proceso “están tapando la pobreza y los desocupados”.

-Ya pasó una veintena de audiencias del juicio Pibes Villeros. ¿Qué balance hace hasta ahora? 

-La mayoría de los testigos tienen el mismo discurso. Nosotros veníamos diciendo que el gobierno de la provincia y el Poder Judicial de Jujuy amenazan a los testigos por intermedio de la policía. Y el miércoles uno de ellos relató cómo la policía fue y le dijo que tenía que atestiguar contra nosotros. Todo esto es vox pópuli. También que se juntan en la casa de Fulano o Mengano y se ponen de acuerdo con lo que van a declarar. Y por otro lado, no dan la oportunidad de que una se pueda defender.

-¿Por qué dice eso? 

-Vuelvo con el tema de hace dos semanas, cuando me excluyeron de la sala por reiteradas indisciplinas. Yo le he pedido a la jueza Tolaba poder defenderme de las cosas que ella me ha acusaba. Uno de los tantos motivos es que ella dice que he osado ir con pijama, que le he faltado el respeto, pero ella nunca me preguntó por qué fui con pijama. Ya le pedí cuatro veces audiencia a ella para explicarle y poderme defender. Hoy lo digo públicamente. Ese día en el hospital me notifican a las nueve de la mañana de que me iban a dar de alta. A las once vienen dos secretarios de Pullen Llermanos, les pido que quiero bañarme y cambiarme. Se habían llevado mi ropa, entonces digo que me lleven en el móvil a la casa, me cambio y me voy a la audiencia. Y el secretario me dice que por orden del juez a la una me trasladaban directamente al juzgado. Les pido que me acompañen, que solamente me quiero cambiar, pero el secretario me dijo que tenía que ir como estaba. Seguramente Llermanos no quería que yo fuera a la audiencia, porque él creía que yo no era capaz de ir así como estaba, pero yo no quería perjudicar la audiencia y entonces agarré y dije: “Si no quiere que me cambie, voy así nomás; quiero estar presente en la audiencia, no quiero que se suspenda”. Después me llevaron al juzgado y me tuvieron dos horas en un auto. Y me he deshidratado.

-¿Sigue sosteniendo que hay un ensañamiento hacia su persona? 

-Esto que cuento es un poco de todo lo que estoy pasando. Vivo violencia de género y violencia judicial, y ningún juez ni ningún fiscal de la provincia preguntan qué pasa con el juez Pullen Llermanos. Él supuestamente me lleva a la cárcel de Güemes para cuidar de mi salud, y cuando viene la orden de que me tiene que reintegrar a El Carmen, hace un allanamiento, me saca los medicamentos y le da orden a la Gendarmería de que no dejen pasar ningún remedio. Y le sacan los medicamentos a mi marido. Si el juez está preocupado por mi salud, ¿por qué no me mandó un médico luego de días en huelga de hambre para que me diga qué tengo que hacer con los medicamentos que tenía que tomar? No, él se ha borrado. Y mi situación se agravó por no tomar los medicamentos. En menos de una semana, fui a parar dos veces al hospital. Llegué vomitando, y el primer médico que me atiende, Augusto Sánchez Fascio, me revisa, me hace la ecografía, yo le digo que me duele mucho y él me dice “no tenés nada”. Y yo le digo “¿cómo que no tengo nada, si me duele?”, y me contesta que no sabe manejar el ecógrafo.

-Otras imputadas también han tenido problemas de salud. 

-Claro. No puede ser que la compañera Mirta Guerrero se tenga que operar y la hayan amenazado de que le iban a hacer un juicio paralelo por operarse. Están mal de salud. Mirta Aisama, Graciela López y Gladys Díaz también. En la audiencia de la semana pasada estuvo vomitando y no suspendieron la audiencia. No tienen ni un poco de humanidad. Yo ayer me revocaba de dolor de estómago, y no pude decir que me dolía porque lo primero que hacen es internarte. Yo no quiero que me internen; pido que me resuelvan el problema de salud. Lo que estamos viviendo es un horror. No hay garantía de nada.

-A principios de noviembre serán los alegatos. ¿Cómo cree que va a ser? 

-Te soy sincera, seguramente vamos a una condena. Este es un juicio político. Aprietan a los testigos. Entonces, ¿qué garantías puedo tener de la justicia de Jujuy? Ninguna. No tengo ninguna expectativa de que yo ni mis compañeras podamos salir en libertad. ¿Qué se puede esperar? La fiscal Montiel está desde el primer día de mi detención, ella comenzó a armarme todas las causas, es la que dirige la batuta de todo. Están Cussel, Millón Quintana, que son las personas que me armaron la causa. Con nuestro juicio están tapando la pobreza, los desocupados, cómo se ha vendido el ingenio La Esperanza, la falta de paritarias, las universidades que quieren privatizar… Son tan cararrotas que salen a decir que Jujuy es una provincia rica. Yo les digo que comiencen a dar trabajo y dejen de endeudar a la provincia.

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