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¿Es posible para 2050?

 

Más de 70 países se han unido para prometer la neutralidad de sus emisiones de carbono para el año 2050 pero ¿cómo se puede lograr esto? y ¿cómo sería un mundo que dependa solo de energía renovable?, hablamos con un experto de la ONU sobre el tema.

El dióxido de carbono está dentro de las bebidas gaseosas, forma parte de los compuestos presentes en los extintores, se emplea como refrigerante, sirve para formar rayos láser, y hasta se emplea como agente de contraste en exámenes médicos. Se trata de un gas abundante en el planeta, las plantas lo necesitan para hacer fotosíntesis, está presente en el aire que exhalamos y en numerosos compuestos orgánicos. Es indispensable para la  vida tal y como la conocemos.

Sin embargo, y a pesar de estar presente en el planeta de manera natural y sernos tan útil, es un gas que retiene el calor y, junto a otros, como el metano, contribuyen a formar una capa en la atmósfera que impide su salida y aumenta la temperatura de la superficie de la Tierra, causando el cambio climático.

Este gas forma parte de un ciclo bioquímico que pasa por las capas de la atmósfera, el océano y la tierra, y que permite que la vida sea sostenible en el planeta, pero las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, han desbalanceado su justa medida, provocando que se acumule mucho más CO2 del que es posible eliminar naturalmente.

Este fenómeno, y el hecho de que como lo han dicho los científicos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático IPCC repetidamente: “cada grado de calentamiento importa”, porque cada grado puede llegar a tener efectos devastadores, ha llevado a que finalmente las naciones del mundo comiencen a tomar medidas para reducir las emisiones de carbono.

La ciencia no miente, si los países no aumentan sus compromisos más allá del Acuerdo de París firmado en 2015, a través del aumento de una mayor dependencia de las energías renovables, a la humanidad le espera un panorama poco prometedor.

Olas de calor más intensas, sequías, huracanes más fuertes, glaciares y capas de hielo que se derriten, un inevitable aumento del nivel del mar, y toda la destrucción de ecosistemas que esto conlleva, serán solo algunas de las consecuencias de no actuar a tiempo.

Durante la Cumbre sobre la Acción Climática convocada por el Secretario General, António Guterres, 77 países y más de 100 ciudades se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero para 2050.

¿Pero, esto qué significa?

 “Eso quiere decir que los esfuerzos globales que se están haciendo en términos de reducción de emisiones deben conducir a que las emisiones de CO2 que se generan por la quema de combustibles y otras actividades sean reducidas lo máximo que se pueda, y que cualquier emisión residuo que quede sea compensado por medio de, por ejemplo, la siembra de bosques, o la captura de carbono y su almacenamiento, que son tecnologías nuevas”, explica Claudio Forner, experto de la secretaría la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Forner asegura que, aunque la mezcla de políticas y posibles medidas que se pueden tomar para alcanzar emisiones cero cambia según las condiciones del país, a nivel global la mayor cantidad de ellas vienen de la quema de combustibles fósiles por lo que lo que esto es lo que primero debe cambiar.

“También las emisiones que vienen por transporte bastante son importantes y de hecho en Latinoamérica es uno de los de los principales contribuyentes a las emisiones. Y también tienes las emisiones del cambio de uso del suelo. Todas las medidas que aborden estos tres principales sectores tienen la posibilidad de representar un paso determinante para lograr el objetivo de 1,5 grados planteado por el IPCC (el umbral para evitar efectos devastadores en nuestros sistemas de vida)”.

Pasos vitales para alejarnos del carbono

Para abordar los sectores de energía, transporte, y el uso de la tierra, ya hay una gran cantidad de alternativas, la más básica, abandonar el carbono como fuente de electricidad.

“Hay países como Chile, por ejemplo, o Alemania, y poco a poco muchos europeos han dicho que ya no van a construir más plantas de carbón y que van a empezar a desinstalar, a desmantelar las plantas existentes. Eso es supremamente importante”, explica.

El sistema de transporte puede ser electrificado en su totalidad, y también se puede incrementar la eficiencia para que se utilicen más los sistemas públicos y menos los autos particulares.

“Estas son alternativas bastante importantes y en cuanto a cambio de uso del suelo es un tema importantísimo es el de parar la deforestación. Obviamente esto está ligado a todo un asunto de cadenas de suministro, también de comportamientos de dietas y eso. Pero cualquier iniciativa que sea capaz de parar la deforestación en algunos países tiene la capacidad de contribuir bastante al cumplimiento de los objetivos”, asegura el experto.

Forner se refiere a los cambios en las dietas porque la ganadería es una de las principales causas de la deforestación, así como la agricultura no sostenible. Elegir alimentos producidos de manera amigable con el medio ambiente y reducir el consumo de carne, son también soluciones conocidas para aportar a la lucha contra el cambio climático, tanto así, que recientemente más de una decena de ciudades, entre ellas, Barcelona, Guadalajara, Lima, y Londres, se comprometieron a promover una “dieta de salud planetaria” para el 2030.

Sus respectivos alcaldes acordaron usar sus poderes de adquisición para cambiar qué tipo de alimentos compran las ciudades e introducir políticas que hagan que los alimentos saludables, deliciosos y bajos en carbono sean asequibles y accesibles para todos. También reducirán la pérdida y el desperdicio de alimentos, cuya descomposición también emite dióxido de carbono a la atmósfera. (Centro de Noticias ONU)

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