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La Gestión de Arroyo culmina un año dramático para la situación de los trabajadores de Mar del Plata. Todos los indicadores laborales, económicos y de desarrollo humano esgrimidos por “el nuevo INDEC”, señalan una profundización del pauperismo y la degradación de las condiciones de vida de las mayorías populares. Si bien esta realidad es un reflejo propio de un escenario Nacional que, por ejemplo presenta una caída del 8% en la actividad industrial, un dólar en su máximo pico histórico y una inflación inter anual de más del 45%, las consecuencias mas acuciantes recaen sobre los sectores relegados de la ciudad.

Muestra clara de ello, son las condiciones salariales y laborales de los trabajadores Municipales, que hasta la fecha dependen más del “estado de ánimo” de la Gobernadora Vidal para con el Intendente de su propia coalición, que de la caja municipal que no presenta signos vitales. Por otra parte, las dependencias municipales en los ámbitos de la salud, educación y cultura “amenazan ruinas” como diría Francisco hace varios siglos atrás cuando hablaba de la Iglesia, sin siquiera mencionar con provocación lo que generaría un nuevo aumento de la tarifa plana del transporte público de pasajeros.

Ahora bien, si en la gestión económica el Gobierno de Cambiemos, en todos sus estamentos, profundiza las políticas neoliberales que desde la década del setenta llevaron a que en la actualidad más del 50% de los trabajadores del país se encuentren desocupados, sub ocupados o precarizados y con salarios depreciables, en lo político jugaron una última carta que indicaría un tiempo más de respiro para Macri y sus aliados. La mentada “Paz Social” firmada por la CGT y los Movimientos Sociales claudicantes, auspiciada por el Vaticano, pareciera calmar las aguas ante un inminente estallido social.

Mientras las decisiones por arriba, dirimidas por los políticos del empresariado local y trasnacional en conjunto con las burocracias sindicales y los administradores de la pobreza devenidos en organizaciones sociales, hablan de bonos de fin de año y aumento en el Programa Ingreso Social con Trabajo, la Ciudad acéfala de Intendente y “Equipo” navega por los mares turbulentos de la crisis social. Por abajo, el descontento se canaliza en la experiencia histórica (pero reciente a la vez) de un país que vio hace una década y media atrás, como la organización del pueblo pone límites claros a los avances sobre las condiciones de vida del mismo.
En este marco la pregunta que se hacen muchos es ¿Qué pasara en diciembre? ¿Estallido social? ¿Fantasma de los saqueos? ¿Cacerolas? ¿Cortes de calle? ¿Arroyo se queda o se va? Algunos prefieren anticiparse y acudir a lo elemental: ¿Y la vida de los que menos tienen? ¿Y la salud y la educación públicas? ¿Y el Trabajo para los Jóvenes? ¿Y el aumento de la canasta básica de alimentos? ¿Y los tarifazos en todos los servicios? ¿Y toda esa policía para qué?
Una vez más, los de arriba se preguntan algunas cosas, los de abajo otras ¿Estalla el verano o la Ciudad?

Gonzalo Peruzzaro. Docente ~ Investigador UNMDP. Militante del Votamos Luchar.