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Cuando se habla de violencia emocional o psicológica hacia las mujeres se dicen diversas cosas. Que duele mas que un golpe. Esto lo dicen quienes experimentaron alguna vez el insulto, el desprecio o la descalificación de parte de sus parejas u otras personas.
Otras tantas veces se dice también que no es para tanto, o que bueno...pero no le pegó.

Dichos provenientes de quienes miran, ven y ensayan casi siempre algún tipo de justificación.
O de quienes ejercen este tipo de violencia que para el conjunto de la sociedad casi siempre queda para el final de la lista.
Casi como negando el origen y las causas tal vez estas mismas personas que suavizan los dolores son las mismas que ante un femicidio ( el asesinato de una mujer por ser mujer) se escandalizan ante el horror del cuerpo despedazado en una bolsa de consorcio y caminan llevando su tan popularizado y bastardedado cartel con las tres palabras que denuncian y exigen que Ni Una Menos.Y se sacan la foto para subir el muro en las redes sociales.
En esta cultura se está empezando a ver con malos ojos la concreción feroz de la violencia machista pero aún persiste la miopía para la expresión de esa misma violencia cuando no atravesó los límites del cuerpo.

Las cifras
Recientemente se dieron a conocer resultados parciales sobre la encuesta del Primer índice Nacional de Violencia Machista en la Argentina realizado por el colectivo Ni Una Menos. Los datos nos dicen que ya respondieron 50.000 mujeres y que el noventa por ciento sufrió maltrato psicológico entre otras modalidades de violencia.
Del trabajo clínico-institucional tenemos sobrados ejemplos que diariamente se despliegan en el repertorio de las formas de los malos- tratos, los des-tratos y en especial del lenguaje como productor de sentidos y relaciones.
Los números nos hablan entonces de una ineludible realidad en la que las mujeres de distintas edades, profesiones ocupaciones y ubicaciones geográficas alguna vez o muchas veces han recibido palabras como: Sos una puta, vas a salir así vestida? Quién te va queres a vos? Gorda! Sos una inútil. Andá a la cocina! Vaga! Me lavaste la ropa? Te fuiste a putanear son tus amigas? Hoy no salís. Sin dejar de lado todas las expresiones acerca de la inteligencia y la falta de atención, caballitos de batalla de quienes ven tambalear con cierta inquietud el acceso a los derechos que supimos conquistar.

El problema sigue siendo el miedo

Una mujer suele ser un interrogante para un varón. Y lo que no se conoce en ocasiones se teme.
O se niega, se denigra, se intenta colonizar. A veces se mata.
Pero inicialmente y en el comienzo de esta gran cadena a la que se le saltan algunos eslabones, se hiere, se provoca, se agrede.
Si el noventa por ciento de un universo de mujeres nos dice que en alguna ocasión o diariamente o muchas veces son golpeadas con palabras tenemos un indicio mas que importante para no seguir tapándonos los oídos. Y entender.Y hacer.
El maltrato emocional debería encabezar la lista de la luz roja para que operadores, integrantes de equipos técnicos, jueces, fiscales y demás invitados/as entiendan y entendamos de una buena vez que el femicidio es evitable cuando vemos asomar en el discurso y en el lenguaje “el miedo del hombre a la mujer sin miedo”.
Si se cruza el límite de la palabra, de esas primeras palabras que vehiculizan el ejercicio del poder y la reducción de un otro u otra a una cosa no habrá casi nada que impida la irrupción de la violencia en el cuerpo “conquistado”.
Ceder en esas palabras es el punto de partida de la negación de la violencia que tarde o temprano puede acabar con la vida.


La ley y el orden
En busca de algún tipo de ordenamiento de las cosas aparecen las leyes.
ARTICULO 5º — Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del artículo precedente, los siguientes tipos de violencia contra la mujer:
2.- Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación. ( Ley 26.485 Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales)

Tendremos que retornar entonces al inicio del recorrido para unir y establecer todas las relaciones que sean necesarias entre aquello que aún se pretende ignorar como elemento fundamental de los femicidios anunciados. El mal es mal. Nunca es menor.