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Escribe Alejandro C. Tarruella.

 

A esta altura de la buffa, a Macri casi nadie le cree. La demostración es muy sencilla. Cuando el miércoles se decidió, aconsejado por asesores que ya antes carecían de credibilidad, se lanzó a las cámaras y dio un mensaje presuntamente alentador…

La respuesta de sus amigos, a los que con inocencia el periodismo y la claqué de los usureros llaman “el mercado”, fue subir en torno a los dos pesos el dólar y llevar más angustia al pueblo de la Nación, ignorado por los mensajes del macrismo, amigos, aliados e incluso por cierto progresismo que alienta a informar que nos vamos al pozo y nadie podrá sacarnos de allí.

Arreciaron versiones respecto de que Marcos Peña estaba preparando sus valijas y se iba con el mentiroso Nicolás Dujovne. Macri sin Peña parece ser poco porque es Peña, en realidad, uno de los hombres que desgobierna, si alguien lo hace en estos días. Desde el gobierno se insistía en la política de “anuncia cualquier cosa que la gilada compra”, y lo hicieron dando a conocer que el Fondo había dicho a todo que sí. Los mismos periodistas que se lucen como economistas, puesto que no hay prácticamente información acerca de cómo incide la crisis en la situación socioeconómica del pueblo (por ahí se mandan un informecito sobre algunos precios en la gran capital), dieron a conocer esa especie relativamente confirmada.

Algunos de los periodistas o servi periodistas o influyentes del poder, sostienen que el salto del dólar lanzó la campaña electoral. Y en ese tiempo, apareció Sergio Massa junto al aspirante presidencial Pichetto, la gran esperanza blanca de la Corte. Si es así, la idea debe consistir en aterrorizar a la sociedad y lanzar un globo de ensayo. Si es por hoy, Massa no tiene ni para ganar en Tigre, donde las encuestas le son desfavorables, aunque la manipulación puede dar resultados sorprendentes. Ahora quiere que los gobernadores se sometan al FMI y él sea el entregador del proyecto.

Según dicen algunos de esos informadores, ya hay acuerdo nuevo con el Fondo Monetario Internacional pero, sostienen tal vez con sabiduría, falta la aprobación de las máximas autoridades a las que informa Christine, la que quiere salir a liquidar viejos para cerrar los números que se le ocurren a ella. A todo esto, los economistas afirman que las relaciones de Macri con el FMI son excelentes aunque los gringos se hayan molestado porque el demacrado hijo de Franco, y no fue franco, anunció acuerdos no concretados.

El festín del dólar no cesa

Curiosamente, poco se habló en esta escalada acerca de cómo incide en los precios el festín del dólar en el que saldrán beneficiadas minorías; no olvidar que allí están Macri, Peña, Caputo, Quintana, Dujovne y otros secuaces, y se anuncian nuevos aumentos en naftas, alimentos, productos de librería para la enseñanza, medicina comercial usuraria, vestimenta, etc.

Peña apareció en el Council de las Américas para analizar cuál es el cambio que votaron los argentinos. “Siempre hubo una tensión”, afirmó dogmático, terminante. “Un país un poco frustrado”, insistió catedrático. Interpretamos el cambio como un cambio de raíz, dijo en términos propios de Mr. Gardener, el personaje de Peter Sellers. Dijo que superaron muchos obstáculos con el liderazgo de Mauricio. Se desconoce a qué se refería. Y sanateaba con soberbia porque jamás llamó a la oposición a tratar el drama al que sometían al pueblo argentino. Jamás intentó observar otros planes que el jolgorio de la venta de dólares, en el remate de bienes nacionales diario. Jamás escucharon a trabajadores que pedían un aumento razonable, y luego, que eviten que estalle el gas en las escuelas públicas.

Estamos “corrigiendo y resolviendo”, dijo y sería necesario pedirles que no lo hagan más, que partan en el barco en el cual dicen atravesar las tormentas, sin rumbo, desde su desgobierno. Habló de eliminar la corrupción mientras calló el tema de los aportes “truchos” a la campaña Cambiemos en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, cuando Macri no soporta hablar dos minutos, él lo hizo durante varios. Fue un discurso de campaña. La pregunta es sencilla: ¿quién está simulando gobernar en este instante? ¿Quién desgobierna y no toma medidas ante necesidades elementales de los sectores más vulnerables? Por lo visto, nadie.

La oposición, incluso en el peronismo, no aparece con planteos claros porque, si el gobierno ha salido del Estado de Derecho, hay que debatir el tema en el Congreso, y tomar una decisión frente al caos del desgobierno. Si el gobierno no analizó la deuda externa, si no se expide sobre temas candentes, ¿cómo es posible imaginar un camino desde la mirada de los trabajadores y los diferentes actores sociales?

El macrismo parece estar generando deuda para intentar tal vez partir el país: lo dijo Alberto Rodríguez Saá en Ferro. Ha llegado tal vez la hora de ese Frente Nacional Patriótico que planteó el gobernador puntano, y reunir allí a la representación que busque superar esta etapa oscura de gobierno de mercado que pone en riesgo la soberanía del país, su independencia económica. El cartel de venta no debe llegar. La marcha universitaria, las marchas en las provincias y el paro que anunció la CGT parecen expresar que el camino es otro.