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Se cumple un nuevo aniversario del golpe de Estado y hay que señalar algunas cosas que pasaron en el último tiempo y no son casuales. Creo que hay una devolución de favores del presidente de la nación a los representantes de la última dictadura. Hay que tener en cuenta que el Señor Mauricio Macri fue formado en su experiencia como empresario por Ricardo Zinn, este economista fue el ideólogo del Rodrigazo y después pasó a ser el segundo de José Martínez de Hoz, responsable económico del golpe de Estado.
 

 

El mayor crecimiento del Grupo Macri fue durante 5 años que pasó de 7 a 47 empresas durante la dictadura entre 1976 y 1981.  Además de que le perdonaron la deuda en 1982.  Él, Macri, es un hijo de la dictadura militar.

Desde que asumió como presidente, fue sistemática esta idea de descalificar el tema de los derechos humanos.  Macri arrancó en campaña con la definición de “terminar con el curro de los Derechos Humanos”. Después pasó por dudar del número de los 30.000 desaparecidos, para después intentar reimplantar la teoría de los dos demonios Después pasó por el plan piloto de El dos por uno. Las habilitaciones de la prisión domiciliaria a Etchecolatz y el pedido de Astiz no son casuales.

El Presidente está devolviendo favores a aquellos que les permitieron enriquecerse, a través del contacto directo que tenían con el Almirante Emilio Massera. Cuando se dedicaba exclusivamente a sus empresas, Macri hace un famoso  viaje para ver si hacía negocios con  el señor Donald Trump y los dos asesores que viajan para apoyarlo son Ricardo Zinn y José Martínez de hoz.

Además de la liberación de genocidas y del saludo a policías que asesinaron a personas por la espalda, hay que poner el ojo en el desembarco de fuerzas extranjeras en la Argentina. Es necesario avaluar si la legitimación de las fuerzas represivas no tiene que ver con un intento por parte de Estados Unidos de formar un control militar en América Latina ahora con el lema de la lucha contra el narcotráfico. Esto va acompañado de la instalación de una base militar en la triple frontera del lado argentino y otra base militar en Tierra del Fuego, fabricadas bajo la supuesta excusa de combatir terroristas. Argentina no es el único país donde se están instalando: hay un despliegue extraordinario en el continente.

Estamos ante posibles estrategias globales como ocurrió con la dictadura militar. En Argentina se intentó decir que la dictadura fue una respuesta a la violencia previa, pero eso es falso: hubo una ola sincrónica de golpes de Estado que azotó a Bolivia en 1971, a Uruguay en 1972, a Chile en 1973, a Perú en 1975  y a la Argentina en 1976. Mientras que en Paraguay y en Brasil ya estaban instaladas.

Fue un plan estratégico global en la década del setenta y hoy vivimos un nuevo plan que no se implementa por medio de dictaduras, pero que actúa a través de nuevas formas de control.